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Mostrando entradas de abril, 2012
I Son tus ojos este momento. Es la saudade. Refléjame en tus pupilas la inmortalidad del ahora, tiempo y espacio en que el deseo es tangible; la realidad contenida en el instante va cercando lentamente su contrario, una línea invisible ya me une a tu mirada. Imagino, o intuyo, que lo ideal no asesinará ni  lo efímero ni su verdad, mientras mis ojos no abandonen tu mirada. II Cuando los pensamientos deciden despertar sobre tu cuerpo, cuando amaneces escurriendo las palabras de la noche anterior. Respírame, dices. Eres tú, eres sin mí pretendiendo ser conmigo, son tus manos que me obligan a decirte seamos. Entonces emergemos dentro de esa sensación que los sentidos no perciben, nos elevamos el uno dentro del otro mientras el tiempo deja de ser tiempo y ya no existe principio ni fin. III Despiértame al abrir los ojos. Abre mis párpados como si fueran tuyos. Tal vez así el tiempo me sea devuelto. Sumérgeme en el segundo, en la hora; regresa sin mí a la memoria de aquel p