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Mostrando entradas de noviembre, 2012
Vienes del sonido, recreas la existencia dentro de un vórtice arbóreo que ya no sabe cómo morir.  Ahora todo se sabe dentro de ti, en el alba y el crepúsculo que nacen en la inhalación de cada día y el filo que escurre constante sobre ciudades sin nombre.   No me olvides porque no hay mañana; porque aquí hay una perpetua urgencia de tu voz flamígera, de tus palabras claras; porque las madrugadas transcurren sin sentido si sé que no estás y éste vuelo desciende hacia la nada. No me olvides porque no hay mañana, no hay mañana .
Sobre el cielo las nubes galopando, el sueño almidonado de no volver a despertar durante el invierno me deshace los huesos; entonces te escucho decir que la noche se bebe en dos o tres tragos, sin alcohol y sin dormir, hablándome con palabras como venas saturadas de sangre nevada, mientras agitas tus ojos entre los míos. Mañana te haré flotar. La noche se agotará en la selva pétrea de tus raíces y las puertas cerradas sin llave concebirán un camino de interrogaciones, donde las luces de los autos tendrán nombre y cualquier rostro resultará ilegible al abrir la boca. Por ahora sólo hay tierra bajo nosotros; mi mano sobre tu cuerpo concibe tu estructura imperceptible, como el principio de las sombras rasgando lo impreciso. 

Aquí los triángulos no son perfectos

Aquí las noches no son lo mismo que allá donde tú, en los cuartos tapizados con madera en los que cavas tus palabras después del humo y antes del alcohol; y las calles que son luces de nostalgia al sur del continente. Aquí no podemos transitar las horas muertas devorando nuestros organismos hasta el amanecer y las palabras nunca sacian el silencio. Aquí las aves vuelan para no volver. (Bordeando los límites de las estrellas encuentras un refugio insalvable, armado hasta los huesos ahogas el mundo con tu voz, y el último de los sonidos se dibuja en la línea de tus labios. ¿Era esa la sonrisa que dormía a los pájaros en su vuelo? ¿La que aguardaba dentro de mis ojos como vaho diluyéndose con cada parpadeo?) Yo sólo soy la sombra que te mira al despertar para tejer entre mis dedos palabras que tu boca deshace con un mutismo de sueño; yo te guardo el espacio que no quiero que habites. Ahora te lo digo: caminamos largamente para no llegar aquí. Aquí los triángulos no son perfec