es el aroma que no tienes y las palabras que tus pupilas desatan el silencio del mediodía diluyendo las huellas de nicotina que persisten en tu cuerpo arriba el cielo témpano salpica de hojas el asfalto del sur donde se ocultan nuestros huesos famélicos detrás del trazo de alguna despedida tu nombre en la boca de la humanidad palabras de agujas atraviesan la soledad de la multitud fotografías que palpitan estrujadas en los párpados qué hacer con tus ojos alondras dentro de mis puños un parpadeo: las olas del mar o el naufragio del cielo tiéndeme tus alas que la sangre hormiguea en las venas calcinadas tus semillas se ahogan y la tierra se agita en un vaivén de latidos de árboles que te nombran donde los laberintos de los cuerpos se hunden dentro donde haces amanecer la noche infinita donde el día se detiene donde todo es sol
ahí donde descubrí al hombre y a la mujer encerrados en la realidad circundados de objetos, de planicies límítrofes de deseo qué era la realidad entonces sino tú y yo y un cúmulo de verdades y mentiras mezcladas o el juego del sí y el no la química de la sangre la noche la noche la noche el mirarnos frente al espejo después de hablar del nosotros que no existe el lóbulo derecho la mano izquierda espalda cuello vientre mirando al cielo o al suelo y el olor y el sonido de tu cuerpo qué es la realidad ahora sino la memoria la reminiscencia del deseo y pensar en el quizás volver a ver tus ojos en la oscuridad
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