Dr. T,
recéteme una dosis de Bacardi
cada ocho horas
campechano
con hielos

cantinas como consultorios
donde vuelvo una y otra vez

doctor, me duele aquí
alguna mentira aún se halla dentro
me inquieta, me agita
no me deja seguir

doctor, ¿por qué los caminos se bifurcan?
¿cuánto tiempo permanecerán los neuroquímicos en mi organismo?
¿por qué me ha citado en esta cantina-consultorio si no tiene la cura?

han pasado ya tres meses, doctor
en algún momento creí que los síntomas habían desaparecido,
pero aquí –ahora-
me doy cuenta de que mi estado es casi el mismo:


no puedo escuchar a Chalino ni a Valentín sin pensarlo
a donde sea que miro hay algún referente al Cruz Azul
–lo cual me refiere a su persona-
he empezado a automedicarme ron blanco
la poesía se transmuta en sueños,
y los sueños en memorias
y, por último:
no soporto despertar los domingos a solas.

Comentarios

Entradas populares de este blog