Día 21

Desde mi habitación recorro la ciudad a través de una canción o de alguna fotografía, sé que al igual que yo, miras por la ventana mientras te inundas de la irrealidad que parece impregnar todo a nuestro alrededor. No es la primera vez que la ausencia se hace presente, pero esta vez, la distancia que nos separa es igual a navegar sobre un océano nocturno, sin brújula ni sexto sentido; es estar perdidos en lo desconocido y olvidar la memoria que hubo de algún mañana. Debajo de tus párpados se esconde el temor y la incertidumbre. Ambos miramos al cielo y jugamos con las nubes; el tiempo pasa pero todo parece seguir igual. Al volver la mirada nos reencontramos con el vacío, lo insoportable que resulta habitar con uno mismo al no conocerse del todo. El sol desciende abrasando las calles y los árboles, los murmullos de quienes no pueden detener sus pasos aún hacen ruido y rompen el silencio. Te pienso una vez más, trato de adherirme a tu mirada y el sonido de tu risa, a los recuerdos que por momentos parecen abarcarlo todo. Quiero que ahora naufragues en mis brazos, mientras busco refugio debajo de las sábanas. A través de la ausencia también podemos acortar distancias y en un sueño enajenarnos de este fragmento de realidad.

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