Cerraba los ojos lo más fuerte que podía deseando que no lo mirara. Al abrir sus ojos encontraba los míos sólo por unos segundos y otra vez sus párpados se cerraban, sonriendo con la sonrisa más pura del universo. Esa sonrisa se disolvía lentamente con los ojos cerrados entre los brazos de su madre hasta perderse en sueños. Durante ese letargo extendía su mano como para alcanzarme, con los ojos todavía cerrados, y aún en sueños, su mano seguía flotando levemente en dirección mía. Yo no podía dejar de mirarlo, terminé por cerrar mi libro de Kundera, para observar en su totalidad aquella mínima mano, y ese cuerpo como una máscara de la muerte, la respiración apenas perceptible en medio de la pureza que emergía de sí mismo. Cuando su madre se levantó quise decirle adiós, pero el sueño lo había vencido, su mano no tocó mi mano, y sus ojos quizás se olvidaron de los míos. 

Comentarios

  1. creo que no, puede que no sea consciente de ello, pero creo que no se olvidará de tus ojos si hubo esa magia :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El recuerdo a pesar de la inconsciencia, es una idea en la que quiero creer, y aunque el olvido se haga presente la magia persistirá, al menos en mí :)

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog